ARGENTINA. Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Ushuaia. Un Embrujo Lejano. Primera Parte.

Cuenta una antigua leyenda, una de las tantas que perduran en Ushuaia, llevada por el viento, arremolinada en estrechas caletas, descendiendo de riscos nevados, que "Yatauinewa", el dios supremo de los yámanas, el “Ancianísimo", aún recorre su tierra encantando a los viajeros con el sortilegio de sus hechizos. Embelesando para siempre.
El visitante no dejará entonces de volver una y otra vez en busca del asombro y del embrujo.
“Los Especiales de El Turismo y la Hospitalidad” sabe la leyenda y de la fascinación, y ha vuelto una vez más.

Ushuaia, "Bahía de Aguas Mansas" en el decir de los perdidos yámanes, se ha convertido gracias a su geografía de mar, cerros albos y bosques feraces, en una de las más hermosas ciudades argentinas. Fue fundada en 1884 por el Comodoro Augusto Lasserre, el primero en hacer flamear una bandera argentina en esas lejanías.
Ushuaia se extiende generosamente recostada sobre su bahía, adornada con sus construcciones de madera y pintada de vivos colores para la fiesta permanente de vida que preside, al otro lado de la cordillera de los Andes, inmersa en la maravilla de los bosques subantárticos. Estos bosques prosperan gracias al clima fueguino templado-frío y con lluvias abundantes favorecidas por la pérdida de altura de la cordillera y por el hecho de su orientación este-oeste.
Corazón de un universo incomparable, Ushuaia se alza dueña de bahías, cerros, mar y cielo. Oteadora de pendientes, de barcos pescadores y de turbales rojizos. Ama y señora del Beagle, parece suspirar por las noches entre la humedad de los vahos de mar y perfumes de bosques, alhajada con sus abalorios nocturnos empeñados en perderse en el confín de la noche. De día, bajo su cielo profundo, Ushuaia se transforma en palpitante expresión de belleza, de adolecencia y de promesas que como cuentas de un rosario se van cumpliendo mirada tras mirada.

El Parque Nacional Tierra del fuego fue creado en 1960 para proteger el bosque subantártico. Su superficie es de 63.000 hectáreas y dista 19 km. al oeste de Ushuaia.
Las sierras de Beauvoir al norte y los montes Martial, encierran una notable variedad de paisajes, el Lago Fagnano, el mayor de la isla, el Roca, la laguna Verde y ríos rumorosos de purísimas aguas encuentran sus destinos en el canal de Beagle. Sus espejos de agua son producto de cuencas glaciarias que se asoman entre bosques de increíble variedad vegetal.
En otoño, los faldeos montañosos se visten con los colores bellísimos de la estación del reposo. Las lengas, el canelo, el ñire y de las flores del michay. El Parque también posee zonas cenagosas conocidas con el nombre araucano de "aillín' , es decir, pantanoso, y franjas de inconfundible aspecto denominadas turberas.
En esa geografía también encuentran refugio animales como al guanaco, los zorros colorados y una generosa variedad de aves como la avutarda, cormoranes, cauquenes y, en la espesura del bosque, los pájaros carpinteros patagónicos.

Dentro del Parque Nacional nos encontramos con uno de sus mayores atractivos: el Ferrocarril Austral Fueguino, el llamado Tren del Fin del Mundo.
El pequeño convoy de trocha angosta parte de la estación del Fin del Mundo y se interna en el cañadón del Toro para cruzar, luego, el Río Pipo para detenerse en las proximidades de la cascada de la Macarena. Su máquina a vapor va endiendo el aire lleno de frescura mientras se adentra en el bosque subantártico, uno de los pocos que existen en el mundo. Bordea, luego, un turbal para arribar finalmente a la estación Parque.
El pequeño tren trajina sobre sus rieles empeñado en asombrar a sus viajeros con la maravilla de bosques ubérrimos, cristalinos lagos y con la majestuosa presencia de los cerros nevados.

El hechizo del dios yámana permanece con su fragancia de embrujo en cada ángulo luminoso o anochecido del paisaje multicolor. En cada aletear de pájaro repetido en las quietas aguas, en cada espumosa ola con remedo de nube. En cada atardecer enrojecido, en cada noche poblada de pedrería.