GALICIA: ESPACIO NATURAL
Galicia es un mosaico de paisajes, en el que se encadenan un sinfín de lugares de interés natural. Ello es debido a varias razones: en primer lugar a la existencia de una amplia franja costera y de áreas continentales; en segundo lugar, por los contrastes altitudinales; en tercer lugar, por las importantes diferencias climáticas y, consecuentemente, biogeográficas y, en cuarto, por su dilatada historia durante la cual los hombres y las mujeres transformaron profundamente el espacio. La contraposición litoral/interior es, sin duda, un primer elemento que nos permite entender la diversidad natural de Galicia. La longitud de las costas gallegas -unos mil doscientos kilómetros y su perfil sinuoso, con numerosos entrantes y salientes, debido al encadenamiento de rías, bahías, ensenadas, puntas y cabos, configuran espacios contrastados en los que suceden costas acantiladas a diferente altitud, playas, lagunas y complejos dunares frente a los que, a modo de pinceladas pétreas, se emplazan islas e islotes. Por otra parte, desde la costa hacia el interior, se observa un claro escalonamiento de las formas del terreno. En la misma orilla marina, existe un conjunto de sierras, que alcanzan los 500/600 metros de altitud, que se convierten en áreas diferenciadas respecto a su entorno. Es el caso de A Capelada y los Montes da Candieira, entre las rías de Ortigueira y Cedeira; O Barbanza, entre las de Muros e Noia y Arousa; los Montes do Castrove, entre las de Arousa y Pontevedra, o los Montes da Groba y O Galiñeiro, al sur de la ría de Vigo. Lo anterior, junto con la situación de Galicia en las latitudes medias, propicia la existencia de evidentes contrastes climáticos. Así, por ejemplo, la llegada de borrascas favorece la precipitación. Sin embargo, ésta es más intensa en las sierras occidentales debido a que obligan a ascender a las masas nubosas y a descargar una parte importante del agua que transportan. Este hecho explica que, por poner un ejemplo, en la Serra do Candán, en el sudoeste de Galicia, se recojan más de tres mil milímetros de agua y, por contra, en O Ribeiro, situado más al este, pasada la citada sierra, únicamente ochocientos y, todavía más al este, en Valdeorras, dentro del valle del Sil, seiscientos. No hay pues una uniformidad climática sinó marcadas diferencias entre unos y otros sectores de Galicia. Si a lo dicho le añadimos que la actividad humana ha sido muy intensa desde hace miles de años, por lo menos en los tres mil últimos, se podrá entender la increíble gama de paisajes existentes y los porqués de la variedad de espacios de interés natural. |
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Xacobeo99