Bajo la luz oscura y misteriosa del Atlántico, en el extremo occidental de Europa, hay un verde país inclinado delante del Mar Mayor. Es aquí donde los griegos situaron el fin del Mundo Antiguo y donde Homero decía que el sol completa su vuelta para luego resurgir por oriente con el nuevo día. Situada al sur del Mar Céltico, al norte del espacio mediterráneo, Galicia ha forjado una cultura en el cruce de estos dos mundos. Al norte de Portugal, en el noroeste de España hay un pequeño país -apenas a tres horas en coche de norte a sur- colmado de contrastes y sorpresas a cada vuelta del camino; a los gallegos nos gusta decir que cada casa es un mundo, que cada piedra tiene una historia y que en cada hierba hay un espacio natural. He aquí un país con un fondo inagotable de experiencias.
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