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Cúpula de la estación de trenes de Constitución.
La estación de trenes, de antigua construcción, con ramales que se extienden hacia el remoto sur de la Patagonia, aparece recurrentemente en la obra borgeana. El hombre de carne y hueso, el terrenal escritor, con sus ilusiones y desdichas de amor, paseó más de una vez por este sector de la ciudad, junto a un cruce de autopistas, no muy lejos del Riachuelo, Barracas y el barrio de La Boca. Y partió, innumerables veces, de estos mismos andenes de Constitución, para ir a pasar algunos días de vacaciones. En su infancia, hasta un Hotel de Adrogué, con su familia más tarde, hasta el balneario de Mar del Plata. Para un personaje del cuento El congreso se inspiró en un empleado de esa línea de trenes quien además le perfeccionó su inglés.
MATEO, XXV, 30. En este poema dice: El primer puente de Constitución y a mis pies / Fragor de trenes que tejían laberintos de hierro. / Humo y silbatos escalaban la noche.". Estos versos, confesó Borges, surgieron una mañana cuando salió a caminar por Constitución, "afligido porque lo había dejado una mujer" Al puente se puede acceder desde la calle Lima Este.
El puente de Constitución.
EL ALEPH. También la zona de la estación de Constitución aparece en el comienzo de El Aleph. Es aquí en donde el protagonista advierte el cambio de un cartel que anunciaba una marca de cigarrillos y en esa percepción, "La candente mañana en que Beatriz Viterbo murió", asume que "el incesante universo ya se separaba de ella...".
Portada de El Aleph.
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