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Las travesías de Borges por la ciudad siempre incluyeron algún alto gastronómico, especialmente en los tiempos de juventud. En sus últimos años, las comidas y los almuerzos se volvieron sumamente frugales. Un plato de arroz blanco con manteca, un huevo duro, un vaso de agua y una porción de dulce de leche, su postre preferido, bastaban para satisfacerlo.
BODEGONES DE ABASTO. Se ubicaban en los alrededores del Mercado del Abasto, el mayor mercado de frutas, verduras y carnes del Buenos Aires antiguo, en la avenida Corrientes al 3200. El monumental edificio es hoy un shopping. Borges, con ironía, solía referirse al reto que le propinó su padre cuando le confió que había ido hasta el Mercado del Abasto para comer entrañas del ganado vacuno, en la Argentina llamadas achuras. Un término indígena quechua que designa las vísceras (chorizos, morcillas, mollejas, riñones, criadillas, hígado, chinchulines, etc.). Según Borges, su padre lo hizo avergonzarse, al explicarle que un auténtico criollo jamás come esas cuestionables carnes, que en sus tiempos se reservaban para los mendigos.
EL TROPEZON. Este café y restaurante se instaló en Callao 299. Fue famoso por su "puchero" de gallina, (un cocido de ave hervida que combinaba verduras y otros aderezos). Adquirió notoriedad con la presencia de destacados personajes de la noche y la farándula artística. Entre otros, Luis Arata, Armando Discépolo, y Carlos Gardel. Este último acostumbraba a comer ahí, en compañía de sus músicos y amigos al concluir sus actuaciones. Borges concurrió muchas veces a este restaurante de la zona de Congreso.
CANTINA NORTE. Este restaurante, ubicado a pocos de metros de su casa de Maipú 994, sobre la calle Marcelo T. de Alvear, era habitualmente visitado por Borges, siempre acompañado. Una foto que desde hace años distingue su vidriera muestra al gran escritor en una de aquellas ocasiones. Por su parte Bernardo Kordon, el autor de Alias Gardelito y el chileno Lautaro Murúa recordaban haberse encontrado aquí, en un almuerzo con Borges, cuando ellos preparaban el guión cinematográfico basado en aquel texto.
La Cantina Norte, en Marcelo T. de Alvear.
HOTEL DORA. Aún más cerca que la Cantina Norte con respecto de su casa, el Hotel Dorá, calzada de por medio, en Maipú 963, fue uno de los lugares donde frecuentemente almorzaba y comía, además de sentarse a beber su té de la tarde. Borges le recomendó este lugar al pintor mexicano José Luis Cuevas, cuando en 1958 visitó por primera vez el país, para exponer y éste le solicitó ilustrar su obra.
EL ULTIMO DIA. El día anterior a su partida a Europa, a donde viajó con María Kodama, fue a comer al Hotel Dorá con su hermana Norah. Borges pidió lo de siempre: arroz blanco hervido con un agregado de muy poca manteca y queso rallado. No tomó ninguna sopa como ocasionalmente lo hacía, pero si comió su postre preferido: una porción de dulce de leche. Cuando su hermana le preguntó que había desayunado esa mañana él le dijo que, como siempre, "cereales con leche".
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